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Este trabajo debe ser entregado el lunes 18 de octubre de 2010.
Proyecto de Vida como categoria basica de
interpretacion de la identidad individual y social
Dr. Ovidio S. D´Angelo Hernández
Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas
Resumen:
La conformaciòn de la
identidad social como marco en que se configuran las identidades individuales,
plantea la necesidad de categorìas abarcadoras de la multiplicidad y
complejidad de estas interacciones entre estructuras psicològicas y sociales,
que permitan un enfoque holìstico de las direcciones esenciales en que se construye la identidad
personal y social: el proyecto de vida.
La formación de la identidad de la
persona es un proceso complejo de construcción de su personalidad desde los
primeros años de vida, pero este proceso transcurre en un contexto sociocultural
específico, a través de la mediación de los adultos y la influencia de normas y
patrones sociales definidos.
Por tanto, la propia formación de la
identidad social es el marco en el que se configuran las identidades
individuales. El estudio de la formación de la identidad es, pués, el de
procesos que articulan el espacio de lo social y lo individual desde muchas
perspectivas.
Se necesitan categorías abarcadoras de
la multiplicidad y complejidad de estas interacciones entre estructuras
psicológicas y sociales, que permitan un enfoque holístico de las direcciones
esenciales en que se construye la identidad personal y social.
En este sentido la formulación de
categorías integradoras como la de “proyecto de vida” pueden propiciar ese
objetivo. Otras nociones como la vigotskiana de “situación social de
desarrollo” pueden servir de sustento articulador entre las dimensiones de lo
social y lo psicológico que integran construcciones categoriales como el
proyecto de vida.
La multilateralidad, el carácter
holístico de la formación integral humana, la interpretamos como desarrollo
integral de los proyectos de vida, en la doble dimensión de la persona humana,
vista en la unidad del nivel de la personalidad y de la persona propiamente
dicha.
En un trabajo anterior habíamos
precisado estas nociones de la siguiente forma (D’Angelo. O., 1996):
<<personalidad>> sería la noción que designa el espacio de
interacción entre procesos y estructuras psicológicas constituídas en
subsistemas reguladores a manera de configuraciones individualizadas.
<<persona>> se referiría al individuo humano concreto que
funciona en un contexto sociocultural específico de normas, valores y un
sistema de instituciones y esferas de actividad social, en los que asume
responsabilidades y compromisos ciudadanos, manifiesta roles ejecutados desde
su posición social, realiza sus proyectos de vida y mantiene estilos de vida
específicos en las diversas relaciones sociales concretas de una sociedad y
momento histórico determinados.
Cuando estamos hablando de desarrollo
integral de los proyectos de vida, estamos enmarcándolos, por tanto, en esta
doble dimensión del individuo concreto, como persona humana.
Esto quiere decir que las direcciones
vitales específicas de la persona se ubican en su contexto social propio y se
conforman en sistemas individualizados constituídas por funciones
autorreguladoras de procesos y estructuras psicológicas como las
motivacionales, autovalorativas, autorreflexivas y otras.
El proyecto de vida articula la
identidad personal-social en las perspectivas de su dinámica temporal y
posibilidades de desarrollo futuro. Se comprende, entonces, como un sistema
principal de la persona en su dimensionalidad esencial de la vida. Es un modelo
ideal sobre lo que el individuo espera o quiere ser y hacer, que toma forma
concreta en la disposición real y sus posibilidades internas y externas de
lograrlo, definiendo su relación hacia el mundo y hacia sí mismo, su razón de
ser como individuo en un contexto y tipo de sociedad determinada (D’Angelo, O.,
1994).
En el proyecto de vida se articulan
funciones y contenidos de la personalidad, en los campos de situaciones vitales
de la persona: (D’Angelo, O., 1998)
§
valores morales,
estéticos, sociales, etc...
§
programación de
tareas-metas-planes-acción social.
§
estilos y mecanismos de
acción que implican formas de autoexpresión: integración personal,
autodirección y autodesarrollo.
(anexos: esquemas
1 y 2)
La formación para el desarrollo
integral de los proyectos de vida supone, efectivamente, la interrelación de
las aspectos físicos, emocionales, intelectuales, sociales y espirituales del
individuo en la perspectiva de la configuración del campo de las situaciones
vitales bajo el prisma crítico-reflexivo-creativo de su acción en las
diferentes esferas de la vida social.
La proyección personal y social
constructiva y desarrolladora es
la expresión del ser y hacer de un individuo armónico consigo mismo y con la
sociedad, con una conciencia ética ciudadana para la responsabilidad, la
libertad y la dignidad humana.
En este contexto, la propuesta de
desarrollo integral del proyecto de vida presta una atención especial a las
áreas de autoexpresión y autodesarrollo, relaciones interpersonales, relaciones
sociales y vida profesional.
En nuestra propuesta, el desarrollo
integral está vinculado a una intención propiciadora de la construcción de
proyectos de vida con fundamentos críticos, reflexivos y orientados a la
autorrealización personal en un contexto de dignidad y plenitud ciudadanas.
El proyecto de vida -entendido desde la perspectiva psicológica
y social- integra las direcciones y modos de acción fundamentales de la persona
en el amplio contexto de su determinación por las relaciones entre la sociedad
y el individuo. (D’Angelo, O., 1994).
Es una estructura psicológica que
expresa las direcciones esenciales de la persona, en el contexto social de
relaciones materiales y espirituales de existencia que determinan una sociedad
concreta.
Si bien, de cierta forma, éstas son
características de la naturaleza misma de la personalidad, considerada como
sistema total, es el proyecto de vida la estructura que expresa su apertura
hacia el dominio del futuro, en sus direcciones esenciales y en las áreas
críticas que requieren de decisiones vitales.
De esta manera, la configuración,
contenido y dirección del proyecto de vida, por su naturaleza, origen y destino
están vinculados a la situación social del individuo, tanto en su expresión
actual como en la perspectiva anticipada de los acontecimientos futuros,
abiertos a la definición de su lugar y tareas en una determinada sociedad.
Para comprender las características de
la formación de los proyectos de vida en cada etapa de la vida resulta
particularmente útil la ayuda de la noción de “situación social de desarrollo”,
introducida por Vigotsky, que es
retomada y desarrollada por L.I. Bozhovich y colaboradores.
En esta noción se expresa el vínculo
entre las condiciones de vida del individuo, en una etapa vital dada, y sus
particularidades psicológicas, lo que condiciona la dinámica del desarrollo
psicológico (Bozhovich, L. I., 1976, p.93-99).
La situación social de desarrollo
(ssd) comprendería, entonces, la
relación entre la posición que se ocupa en el sistema de las relaciones
sociales accesibles y la posición interna del individuo, en cada etapa
(Bozhovich, 1976, p.108).
La importancia de la noción de ssd, a
nuestro juicio, radica en que permite una caracterización amplia y precisa del
carácter de los vínculos concretos de determinación entre la sociedad y el
individuo, explicando los factores de su desarrollo psicológico, en cada
momento de su vida, y en el tránsito de una a otra etapa de vida, lo que es
particularmente importante en la configuración de sus proto-proyectos de vida.
Así, el concepto de “posición externa”,
en la ssd, no sólo se definiría
por las peculiaridades históricas, nacionales, de clase, etc., en las que se
inserta el individuo, sino por el tipo de sus interacciones con los otros y las
exigencias que se le plantean, confiriéndole una ubicación o posición real en
esa red de relaciones.
Precisamente, considera Bozhovich (1976) que la posición interna se forma
de la actitud que el niño sobre la base de su experiencia, posibilidades,
necesidades y aspiraciones
surgidas anteriormente, adopta ante la posición objetiva que ocupa en la
vida y ante la que desea ocupar .
Estos son, básicamente, los componentes
de un proto-proyecto de vida (pv), que alcanzan un despliegue pleno en etapas
desde la adolescencia.
En efecto, nosotros concebimos la
formación del pv (esquemas 1 y 2- anexo) a partir de la “posición externa” del
individuo y la configuración de su experiencia personal, las posibilidades o
recursos disponibles, el sistema de necesidades, objetivos y aspiraciones y las
orientaciones (o actitudes) y valores vitales de la persona.
Es lógica esta coincidencia puesto que,
en definitiva, lo que interesa destacar a Bozhovich es demostrar la hipótesis
planteada acerca de lo que constituye el centro o dirección de la personalidad
como estructura integral .( Bozhovich,1976 , p.282)
O sea, se trata de comprender el
sistema de sus actitudes y motivaciones (orientaciones) esenciales que
conforman , en definitiva, la “tendencia general” o “dirección” de la
personalidad. (Bozhovich, 1976, p.114, 134, 282)
En nuestra propuesta conceptual del
proyecto de vida, las orientaciones de la personalidad (con los demás
componentes descritos)
constituyen la dirección de
la personalidad hacia el futuro de la vida individual-social, aunque nuestra
posición difiere en varios aspectos de la de L.I.Bozhovich al respecto
(D’Angelo, O., 1982). también en Bozhovich, como en nosotros, el conjunto de
valores que conforman la concepción del mundo (y el sentido de la vida) forman
parte de esa dirección de la personalidad.
El proyecto de vida, precisamente, es
la estructura general que encauzaría las direcciones de la personalidad en las
diferentes áreas de la actividad y la vida social, de manera flexible y
consistente, en una perspectiva temporal que organizan las principales
aspiraciones y realizaciones actuales y futuras de la persona.
En este sentido, la construcción del
futuro personal abarca todas las esferas de la vida, desde la
sentimental-amorosa, la socio-política, la cultural-recreativa, hasta la
profesional.
Todas estas esferas de vida pueden
poseer una importancia fundamental en la vida del joven y determinan la
formación de orientaciones o direcciones de su personalidad muy significativas.
Por tanto, se trata de distintos planos
de consideración de las dimensiones de los proyectos de vida, entre los que
pueden presentarse situaciones de oposición, contradicciones y conflictos, que
se reflejan en las motivaciones y planes específicos de esas esferas de vida,
lo que puede afectar la coherencia y consistencia general de los proyectos de
vida del joven, la representación y función armónica de su identidad personal.
Esto va conformando lo que para
K.Obujowsky (1976), constituye el fin de la personalidad: el logro de la
autonomía; o para Bozhovich (l976, p.292), la “tendencia general del desarrollo
ontogenético” consistente en la transformación del niño de un ser sometido a
las influencias externas en un sujeto capaz de actuar de forma independiente
sobre la base de objetivos conscientemente planteados y de decisiones también
adoptadas de manera consciente.
Es decir, que el trabajo de formación y
orientación dirigido a la construcción de proyectos de vida, en el adolescente
y en el joven, presenta toda la complejidad, amplitud y contradicciones propias
de su ssd en estas etapas. Es aquí posible y necesario, en mayor grado, abarcar
la estructura total de la vida presente y futura para determinar las líneas
esenciales de desarrollo, su consistencia, bases de sustentación, carácter
multifacético, etc. que se dirijan en la perspectiva de proyectos de vida reflexivos,
creativos, flexibles, integrados armónicamente y autorrealizadores.
Formación de identidad individual y social:
proyectos de vida creadores.-
La educación es formación de sentido y,
sobre todo, formación de un sentido personal, anticipación y acción meditada y
responsable sobre el lugar y tareas del individuo en la sociedad y su
autorrealización personal. debe contribuir, por tanto, a la formación coherente
de la identidad personal y social plenas.
Es por eso que no puede separarse la
elaboración de este sentido vital de la dirección que toma la propia vida. la
sustentación en valores del proyecto de vida personal se complementa con el
planteamiento de metas importantes en los diferentes ámbitos de la vida
cotidiana y de lo social, que es expresión de aspiraciones y expectativas en
relación con los valores asumidos y su posibilidad de realización en la
situación real.
Pero este proyecto de vida no es
realizado eficientemente si el individuo no es capaz de orientarse
adecuadamente acerca de lo que siente, piensa, cómo se valora y cuáles son sus
potencialidades reales. la capacidad de autoescudriñarse y explorar el ambiente
con sus posibilidades, factibilidades y oportunidades es una importantísima
función de la persona en la dirección de sus proyectos de vida. (D'Angelo, O.;
1994)
De esta forma, un proyecto de vida
eficiente no es concebible sin un desarrollo suficiente del pensamiento crítico
(autocrítico)-reflexivo que se conecte con las líneas fundamentales de la
inspiración de la persona y de su acción. pensar-sentir-actuar son dimensiones
de coherencia valorativo-práctica que forman las bases de los proyectos de vida
eficientes.
Además, la construcción y ajuste
sucesivos de los proyectos de vida supone la superación positiva de conflictos
cotidianos, de situaciones de crisis personal y social inherentes al movimiento
mismo de la vida y su dinámica. Se requiere una evaluación constante de los
sucesos vitales y la toma de decisiones efectivas. Este aspecto problemático
del quehacer cotidiano de la persona fundamenta la necesidad del alto nivel de
funcionamiento reflexivo y creador.
En esa dirección, podemos interpretar
en sentido amplio aquellas ideas martianas: "educar es preparar al hombre
para la vida", "ser cultos para ser libres".
No se trataría aquí de una pragmática
simplista ni sólo de una expresión genérica de lo culto. Preparar al hombre
para la vida es hacerlo capaz de elaborar (sustentadamente, cultamente) sus
proyectos de vida y de realizarlos teniendo en cuenta la raíces propias, el contexto
de su cultura y del movimiento social que dan sentido a su propia actividad.
La libertad como cultura supone este
enraizamiento contextual y la capacidad de análisis argumentado. La libertad es
la dimensión de la posibilidad creadora coherente con los sentidos que
construye, el "conocimiento de la necesidad" y de las vías posibles y
convenientes, de acuerdo al marco de valores de la cultura en que se sustenta
el pensar, sentir y actuar de la persona.
¿Cómo propiciar una dialéctica
constructiva en la elaboración y realización de proyectos de vida individuales
y colectivos, ?
Siendo una realidad individualizada la
configuración del sentido vital de cada uno y la formación de los proyectos de
vida, ¿de qué manera son posibles los intercambios y elaboraciones de estos
proyectos en el grupo social y la conformación de proyectos de vida colectivos?
La preminencia en la educación en
valores (como uno de los ejes transversales de un currículo integral) es,
probablemente, la clave del asunto, junto a un modo de hacer social diferente
al tradicional.
El respeto a las diferencias, el rigor
de la sustentación argumentada junto a la libertad de imaginación, la
disposición a la construcción conjunta y solidaria del "conocimiento"
(que es también experiencia individual y colectiva compartida en torno a las
situaciones vitales de relevancia); es decir, la formación de habilidades para
la reflexión crítica y la potenciación de la creatividad en torno a valores
humanos sustentados en criterios multilaterales, de un lado, y su conformación
a partir de la disponibilidad de estrategias educativas reflexivo-creativas
consistentes y pertinentes a un marco social de acción constructiva en
comunidades autocríticas, de otro, constituyen las bases de formación de este
nuevo tipo de persona y de orden social reflexivo, creativo y solidario.
Es en el marco de estas comunidades, en
sus estadíos de mayor desarrollo, que fluyen los intercambios y se articulan
los proyectos de vida individuales en proyectos colectivos implicando contextos
de valor compartidos, metas y aspiraciones comunes (en lo esencial, aunque sean
expresión de la diversidad y la riqueza de cada individuo) y programas de
acción para la organización de las tareas colectivas en el entorno social. Se
produce un acercamiento e integración de la identidad individual y social.
Un proyecto de vida colectivo (de
grupo, de institución, de comunidad o de nación) cuando es realmente integrado
no es más que el fruto de esta concertación construida desde el sentir, el
pensar y el actuar, (dialogada, razonable y basada en el respeto) en el campo
de los valores esenciales, las expectativas, aspiraciones, metas y programas de
acción de los diferentes grupos sociales. expresa, de esta manera, las
coincidencias básicas, dentro de la diversidad, de aquellas expresiones de lo
imaginario y lo real social que orientan las perspectivas de desarrollo en
diferentes campos.
Construcción de proyectos de vida
colectivos y crisis social.-
Prepararse para la vida significa, como
expresamos, asumirla en su complejidad y diversidad, en capacidad de mantener
los rumbos o direcciones esenciales en que se conectan los dramas vitales y
sociales, con flexibilidad y apertura a las nuevas alternativas; por tanto,
creativamente.
Hasta aquí hemos destacado la importancia
de la conformación, en el proceso social y educativo, de proyectos de vida
sustentados reflexivamente, con una coherencia ético-valorativa y abiertos
creativamente a nuevas posibilidades.
Pero ello requiere de un movimiento
intencional de los subsistemas y procesos educativos en esa dirección. Cuando
no ocurre este modo de construcción conjunta reflexivo-creativa de la
experiencia personal e interpersonal y social, las elaboraciones de los
proyectos de vida al nivel del individuo y el grupo quedan sometidos o bien, a
la espontaneidad, o bien a la influencia acrítica de diferentes factores
sociales (normas del grupo, de la clase social o tendencias niveladoras de los
medios masivos y de patrones psicosociales, etc.).
Los proyectos de vida individuales y
colectivos se configuran, en esas condiciones, sin los fundamentos necesarios,
siendo característicos la falta de coherencia y solidez de su expresión
perspectiva. tanto en el plano de los individuos, como de los grupos sociales o
en el de la sociedad en general no se hace posible, entonces, la identificación
de metas vitales, valoraciones y aspiraciones comunes; los estilos de
comportamiento y de vida pueden dar lugar a fricciones y conflictos importantes
expresados abiertamente o de manera indirecta a través de la apatía social, y
otras manifestaciones comportamentales de desintegración social. ocurre una
ruptura de la identidad individual y social.
Proyectos de vida conflictuados,
desintegrados, no realistas, pueden ocurrir así al nivel de la persona y
colectivamente si no hay estructurados procesos de comunicación e intercambio
reflexivos y aperturas creadoras, capaces de orientar hacia la transformación
positiva de las condiciones de vida material y espiritual, en lo personal y en
lo social.
En nuestras investigaciones hemos
detectado algunos de estos factores individuales, institucionales y sociales
que intervienen como elementos desintegradores de los proyectos de vida o
paralizan su realización temporalmente. (D'Angelo, O.; 1994, 1997)
En situaciones de crisis social, la
incertidumbre y variabilidad en el curso de los acontecimientos, la frustración
objetiva de expectativas y metas sociales, el deterioro de las condiciones de
vida, pueden producir conmociones y revaloraciones importantes de los proyectos
de vida individuales y colectivos.
Es aquí donde la persona (y los grupos)
reflexiva-creativa e íntegra moralmente, pueden disponer de mejores bases y
marcos de referencia para un reajuste positivo de los proyectos de vida, sin
renunciar a los fundamentos de su identidad y contribuir armónicamente a la
formación de la identidad social.
A veces, en estos casos de crisis (y
vale para la situación individual, familiar o social) se producen, en efecto,
decepciones importantes o reajustes sensibles de los valores y metas. se
requiere la posibilidad de discriminación entre lo intrínseco a la identidad
personal y social y aquéllo que le sería ajeno. Un cambio de postura en lo
profesional, político, familiar, etc.
pudiera justificarse en base a argumentos convincentes, pero
frecuentemente ocurren como reacción espontánea o insuficientemente sustentada.
En estos períodos de conmoción
emocional fuerte se ponen a prueba los valores y las orientaciones personales y
la capacidad de analizar las bases del conflicto, de elaborar estrategias para
sortear los obstáculos creadoramente y con fidelidad a la identidad personal.
Es precisamente en estos períodos de
crisis social donde más se necesita una concepción y práctica coherente para
detener y revertir el proceso. La educación reflexivo-creativa a través de
modos de concertación grupal y social, constituye, junto al rediseño de la
totalidad de los procesos sociales, la posibilidad de construcción de proyectos
de vida reflexivos y creadores en el plano de la persona y lo social, que
aporten en la dirección necesaria de una sociedad más desarrollada e
integralmente humana.
Anexo-esquema 1
componentes esenciales de los planes profesionales
vitales.
(proyectos de vida en el nivel macro-social o planes
vitales profesionales en el contexto de la relación con la profesión- rp)
Condiciones externas:
- características sociodemográficas, estructurales y
ocupacionales
- factores de funcionamiento institucional, social y
empresarial.
Componentes:
1.
historia profesional:
§
situación
socio-profesional
§
correspondencia entre
nivel profesional y calificación del puesto de trabajo
2.
valoración del trabajo y ocupación.
§
inclinaciones
profesionales y valoración del prestigio de la profesión.
3.
planes vitales de desarrollo profesional:
§
objetivos vitales
profesionales.
§
aspiraciones y metas
profesionales.
§
aspiraciones de
superación profesional.
§
perspectiva temporal.
§
motivos
profesionales-laborales:
a) intrínsecos
-adquisición de conocimientos.
-logro o realización personal.
b) extrínsecos
-importancia social de la profesión.
- económicos.
-ambientalesy estéticos.
- otros.
§
Valoración de
posibilidades y condiciones de desempeño profesional.
§
orientación de
desarrollo profesional (orientación motivacional y vías de acción) (potencial vs actuante)
§
satisfacción con la
actividad profesional y potencial.
§
componentes
individuales, grupales y sociales.
Bibliografia.
Bozhovich, L.I...- La personalidad y su formación en la edad
infantil. Edit. Pueblo y Educación.
La Habana, Cuba, 1976.
D’Angelo H. , Ovidio.- Las tendencias orientadoras de la personalidad y
los proyectos de vida futura del individuo. en:Algunas cuestiones teóricas y
metodológicas sobre el estudio de la personalidad. Edit. Pueblo y Educación, La Habana, 1982.
----------------------------- - Modelo
integrativo del proyecto de vida.-
Provida. La Habana, Cuba, 1994.
-------------------------------.- El
desarrollo personal y su dimensión ética.-
Prycrea-, La Habana, Cuba, 1996.
-------------------------------. Proyectos
de vida y autorrealización de la persona.
Edit. Academia, La Habana, Cuba,
1997.
-------------------------------. Desarrollo
Integral de los Proyectos de Vida.
Provida. La Habana, Cuba,1998.
Obujowsky, K.- La autonomía individual y la personalidad. Rev. Dialectics and Humanismn. no.1 Varsovia, 1976.